Las dos caras del amor

P. Raniero Cantalamessa
Primera predicación de Cuaresma

LAS DOS CARAS DEL AMOR: EL EROS Y EL ÁGAPE

1. Las dos caras del amor

Con las predicaciones de esta Cuaresma quisiera seguir en el esfuerzo, comenzado en Adviento, de llevar una pequeña contribución de cara a la reevangelización del occidente secularizado, que constituye en este momento la preocupación principal de toda la Iglesia y en particular del Santo Padre Benedicto XVI.

Hay un ámbito en el que la secularización actúa de modo particularmente difundido y nefasto, y es el ámbito del amor. La secularización del amor consiste en separar el amor humano, en todas sus formas, de Dios, reduciéndolo a algo puramente «profano», donde Dios está «de más» e incluso molesta.

Pero el tema del amor no es importante solo para la evangelización, es decir, en la relación con el mundo; lo es también, y ante todo, para la vida interna de la Iglesia, para la santificación de sus miembros. Es la perspectiva en la que se coloca la encíclica Deus caritas est del Santo Padre Benedicto XVI y en la que nos colocamos también nosotros en estas reflexiones.

El amor sufre una nefasta separación, no sólo en la mentalidad del mundo secularizado, sino también en el lado opuesto, entre los creyentes y en particular entre las almas consagradas. Simplificando al máximo, podríamos formular así la situación: en el mundo encontramos un eros sin agape; entre los creyentes encontramos a menudo un agape sin eros.

El eros sin agape es un amor romántico, muy a menudo pasional, hasta la violencia. Un amor de conquista que reduce fatalmente el otro a objeto del propio placer e ignora toda dimensión de sacrificio, de fidelidad y de donación de sí. No es necesario insistir en la descripción de este amor porque se trata de una realidad que tenemos a diario ante los ojos, de la que se hace propaganda martilleante por parte de novelas, películas, series televisivas, internet, revistas llamadas «rosa». Es lo que el lenguaje común entiende, actualmente, con la palabra «amor».

Más útil para nosotros es comprender qué se entiende por agape sin eros. En música existe una distinción que nos puede ayudar a hacernos una idea: la que existe entre el jazz caliente y el jazz frío. Leí en alguna parte esta caracterización de los dos géneros, aunque no es la única posible. El jazz caliente (hot) es el jazz apasionado, ardiente, expresivo, hecho de impulsos, de sentimientos, y por tanto de cabriolas e improvisaciones originales. El jazz frío (cool) es el que se hace cuando se pasa al profesionalismo: los sentimientos se vuelven repetitivos, la inspiración se sustituye por la técnica, la espontaneidad por el virtuosismo.

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Itinerario de Cuaresma – Benedicto XVI

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy, marcados por el austero símbolo de las Cenizas, entramos en el Tiempo de Cuaresma, iniciando un itinerario espiritual que nos prepara a celebrar dignamente los misterios pascuales. La ceniza bendecida impuesta sobre nuestra cabeza es un signo que nos recuerda nuestra condición de criaturas, nos invita a la penitencia y a intensificar el empeño de conversión para seguir cada vez más al Señor.

La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un «camino» que recorrer, que consiste no tanto en una ley que observar, sino la persona misma de Cristo, a la que hay que encontrar, acoger, seguir. Jesús, de hecho, nos dice: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga» (Lc 9,23). Es decir, nos dice que para llegar con Él a la luz y a la alegría de la resurrección, a la victoria de la vida, del amor, del bien. También nosotros debemos tomar la cruz de cada día, como nos exhorta una bella página de la Imitación de Cristo: «Carga con tu cruz y sigue a Jesús; así irás hacia la vida eterna. Él fue delante, llevando su propia cruz y murió por ti en la cruz para que tú lleves tu propia cruz y estés dispuesto a morir en ella. Porque si mueres con Él con Él igualmente vivirás. Y si eres su socio en la pena también lo serás en el triunfo» (L. 2, c. 12, n. 2). En la Santa Misa del Primer Domingo de Cuaresma rezaremos: Oh Dios nuestro Padre, con la celebración de esta Cuaresma, signo sacramental de nuestra conversión, concede a tus fieles crecer en el conocimiento del misterio de Cristo y de dar testimonio de él con una digna conducta de vida» (Colecta). Es una invocación que dirigimos a Dios porque sabemos que sólo Él puede convertir nuestro corazón. Y es sobre todo en la Liturgia, en la participación en los santos misterios, donde somos llevados a recorrer este camino con el Señor; es un ponernos a la escuela de Jesús, recorrer los acontecimientos que nos han traído la salvación, pero no como una simple conmemoración, un recuerdo de hechos pasados. En las acciones litúrgicas, Cristo se hace presente a través de la obra del Espíritu Santo, esos acontecimientos salvíficos se vuelven actuales. Hay una palabra-clave a la que se recurre a menudo en la Liturgia para indicar esto: la palabra «hoy»; y esta debe entenderse en el sentido original, no metafórico. Hoy Dios revela su ley y nos da a elegir hoy entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte (cfr. Dt 30,19); hoy «el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15);hoy Cristo ha muerto en el Calvario y ha resucitado de entre los muertos; ha subido al cielo y se ha sentado a la derecha del Padre; hoy se nos da el Espíritu Santo; hoy es el tiempo favorable. Participar en la Liturgia significa entonces sumergir la propia vida en el misterio de Cristo, en su presencia permanente, recorrer un camino en el que entramos en su muerte y resurrección para tener la vida.

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Benedicto XVI alienta la obra evangelizadora de la Comunidad del Emmanuel

Benedicto XVI alentó este jueves la obra de evangelización que realiza la Comunidad del Emmanuel, una de las nuevas realidades eclesiales surgidas en Francia, de mayor crecimiento en todo el mundo.

El pontífice acogió a los miembros de esta asociación pública internacional de fieles de derecho pontificio, fundada en 1972 a partir de corrientes de la renovación carismática, cuya espiritualidad se centra en la adoración eucarística, la compasión y la evangelización, para recordar los veinte años del fallecimiento de su fundador Pierre Goursat (1914-1991), cuya causa de beatificación está en curso.

Un nuevo carisma

«¡Que el ejemplo de su vida de fe y el de su compromiso misionero os estimulen y sean para vosotros un llamamiento constante a caminar hacia la santidad!», dijo el pontífice a los miembros de la Comunidad, entre los que se encontraban además de los laicos y sacerdotes que la conforman, junto a varios obispos que han encontrado en este carisma su propia vocación.

Veinte años después del reconocimiento de los estatutos de la Comunidad por parte del Consejo Pontificio para los Laicos, el Papa aseguró: «¡Con vosotros doy gracias a Dios por esta obra!»

Recordando que «la gracia profunda de vuestra Comunidad procede de la adoración eucarística», aclaró que «de esta adoración nace la compasión por todos los hombres y de esta compasión nace la sed de evangelizar».

«No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento» de la Eucaristía, subrayó. «Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él».

«En un mundo con frecuencia desorientado y en búsqueda de nuevas razones para vivir, hay que llevar a todos la luz de Cristo –insistió Benedicto XVI–. ¡Sed en medio de los hombres y mujeres de hoy ardientes misioneros del Evangelio, apoyados por una vida radicalmente anclada en Cristo!».

Dos consejos

El Papa dejó dos consejos a los miembros de la Comunidad. Ante todo, les alentó a vivir la comunión entre ellos, cada uno según su estado de vida. «La comunión fraterna es ya un anuncio del mundo nuevo que Cristo vino a instaurar», aclaró.

En segundo lugar, recordó que «cada carisma está en relación con el crecimiento de todo el Cuerpo de Cristo», motivo por el cual les invitó a vivir una «preocupación permanente de acuerdo y de colaboración con los pastores, bajo la autoridad del obispo».

Según el Papa, «el reconocimiento mutuo de la diversidad de vocaciones en la Iglesia y de su contribución indispensable a la evangelización es un signo elocuente de la unidad de los discípulos de Cristo y de la credibilidad de su testimonio».

La Comunidad cuenta con unos nueve mil miembros en 57 países, la mitad en Francia. Comprende diferentes estados de vida (célibes, matrimonios, 220 sacerdotes, 115 seminaristas, 180 consagrados en el celibato).

Entre los pastores que han encontrado su vocación en este carisma se encuentran Albert-Marie de Monléon, dominico, obispo de Meaux, Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, Guy de Kérimel, obispo de Grenoble, Yves Le Saux, obispo de Le Mans, Jean Laffitte, obispo, secretario del Consejo Pontificio para la Familia, y Jacques Benoit-Gonnin, obispo de Beauvais.

La Comunidad del Emmanuel es dirigida por un Consejo Internacional que escoge al moderador, responsable de la comunidad, que siempre ha sido un laico.

Más información en http://www.emmanuel.info

Día de retiro carismático para sacerdotes, el 8 de junio en Roma

En presencia, entre otros, del cardenal Turkson y la hermana Briege McKenna

ROMA, miércoles 19 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- El Servicio Internacional de la Renovación Carismática Católica (ICCRS), en colaboración con la Fraternidad Católica de las Comunidades y las Asociaciones Carismáticas de Alianza (Catholic Fraternity) organizan el próximo 8 de junio en Roma un día de retiro para los sacerdotes.

Programado para la víspera de la clausura del Año Sacerdotal en Roma, que tendrá lugar del 9 al 11 de junio, el encuentro se celebrará en la Basílica romana de San Juan de Letrán de 9,30 a 19,30 horas, sobre el tema El don del sacerdocio.

La Congregación para el Clero animó al ICCRS y a la «Catholic Fraternity» a realizar este proyecto, al que ha ofrecido su apoyo.

Entre los principales ponentes, se encuentran el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, el cardenal Peter Turkson; el secretario de la Congregación para el Clero, monseñor Mauro Piacenza; el obispo de la diócesis australiana de Sandhurst, monseñor Joseph Grech; y el director internacional de Evangelización 2000, el padre Tom Forrest.

También el padre Kevin Scallon, sacerdote de la comunidad vicentina dedicado a los presbíteros y a su renovación, y la hermana Briege McKenna, clarisa conocida por su don de sanación.

La inscripción es gratuita, y se ofrecerá un almuerzo a todos los inscritos.

El ECCRS, reconocido por el Consejo Pontificio para los Laicos el 14 de septiembre de 1993, constituye un vínculo entre la Renovación y el Vaticano.

Su sede se encuentra en Roma, donde actúa como órgano de información y de comunicación para la promoción de la Renovación carismática católica en el mundo.

Desde 1973, el ICCRS organiza regularmente encuentros internacionales para los responsables.

La «Catholic Fraternity» fue fundada en 1990 por iniciativa de varias comunidades carismáticas católicas miembros de la «International Brotherhood of Communities» (BOC), una asociación ecuménica de comunidades en su mayoría católicas.

Esas comunidades sentían la exigencia de afirmar su identidad en el interior de la Renovación Carismática, fortalecer su vínculo con la Iglesia y profundizar la comunión con el sucesor de Pedro.