Los obispos norteamericanos publicaron un documento sobre la incompatibilidad de la fe cristiana con la práctica del Reiki. Para profundizar en este tema, les dejamos esta entrevista realizada a el sacerdote Miguel Pastorino, quien participó de la Consulta Internacional sobre New Age realizada en la Santa Sede en 2004, dedicada especialmente a las nuevas terapias promovidas por este movimiento.
El padre Miguel Pastorino es miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y actualmente es Director del Departamento de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Montevideo (Uruguay).
-¿Qué es propiamente el Reiki?
–Miguel Pastorino: No es simplemente una terapia, sino una cosmovisión religiosa, con ritos iniciáticos y una espiritualidad panteísta que se amalgama con elementos cristianos, y con no pocos principios esotéricos y gnósticos, según las diversas escuelas o sistemas.
El Reiki es definido como «camino espiritual» o» sistema de crecimiento espiritual» por varios de sus maestros. Como un «método natural de curación por medio de la energía universal, cósmica. «Rei Ki» es un término de origen japonés que se refiere a la «energía vital (ki) universal (rei)» que fluye a través de una persona que ha sido sintonizada en Reiki.


1º- El Reiki pretende domesticar y utilizar la llamada «energía vital universal». Pero ¿qué es la energía vital universal? (que otros llaman energía cósmica, magnética, «cristica», etc.). San Pablo habla de las «energías de este mundo de tinieblas» (Ef 6,12). Y sabemos que, desde el pecado original, no sólo el hombre está herido, sino que la armonía del mundo queda destruida (Catecismo de la Iglesia Católica Nº 400) y las energías del cosmos son perturbadas por fuerzas malignas: «El mundo entero yace en poder del demonio» (1 Jn 5,19). Así, el que se abre a la «energía universal» se abre a fuerzas que no conoce, y que no son todas buenas.