Los secretos de la Oración en lenguas

Por Peter Thompson

Tomado del Boletín de Fomación de servidores de la RCC de la ICCRS
(international catholic charismatic renewal services)

Volumen XXXVII, Número 5     octubre – diciembre 2011

Al estudiar la “Carta de san Pablo a los Efesios” y específicamente el capítulo 6,10-18, somos guiados e instruidos con algunos consejos espirituales sobre cómo resistir los ataques del enemigo quien busca la condenación eterna de las almas de todos los hombres. San Pablo, en este pasaje sucinto y claro de la Sagrada Escritura que nos ha llegado a través de los siglos, presenta una enseñanza sólida y eficaz a la que necesitamos aferrarnos con fuerza.

Recordándonos que primero y ante todo debemos fortalecernos en el Señor y en la fuerza de su poder (Ef 6,10), san Pablo continúa enumerando las armas que un soldado romano utilizaba para defenderse y también para atacar al enemigo, empleándolas simbólicamente para enseñarnos cómo tenemos que utilizar la armadura espiritual que Dios nos ha dado para defendernos y derrotar al enemigo.

Finalmente, san Pablo concluye con una exhortación a la oración: «siempre en oración y súplica, oren en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con constancia, y suplicando por todos los santos». Mediante la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés y la promesa de que el Espíritu Santo era para ellos y para cada generación sucesiva y hasta los confines del mundo (Hch 2,39), también podemos fortalecernos en el Espíritu Santo y utilizar los dones que Él ha dado a la Iglesia, especialmente el don de orar en el Espíritu —es decir, en lenguas— como medio para combatir los ataques de Satanás y sus demonios, los principados y las potestades, los dominadores de este mundo tenebroso (Ef 6,12).

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La sacramentalidad del matrimonio

El fundamento de la sacramentalidad del matrimonio
La Teología del Cuerpo de Juan Pablo II

Los pasajes más relevantes de la comunicación al congreso internacional sobre la Teología del Cuerpo, celebrado en el Ateneo PontificioRegina Apostolorum, de Roma, del 9 al 11 de noviembre.

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Juan Pablo II pone el fundamento de la sacramentalidad del matrimonio en la “imagen y semejanza con Dios que desde “el principio”, esto es, en el “plan original” de Dios, tiene la unión entre el hombre y la mujer. El paralelismo que encontramos en Génesis 1, 27: “A imagen suya los creó / macho y hembra los creó” revela que la “unión de los dos” representa la más originaria visibilidad del amor de Dios (o de Dios que es Amor) en el mundo. Esta idea la resume Juan Pablo II en la Familiaris Consortio n. 11:

Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión.

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El bautismo en el Espíritu Santo transforma la vida sacerdotal

Raniero Cantalamessa: El Bautismo en el Esp. Santo cambió radicalmente la manera de vivir su sacerdocio

Es capuchino y predicador de la casa Pontificia desde hace casi 30 años. Explica lo que motivó esa transformación en su vida.

Un hecho extraordinario

«Mi historia personal con el Señor empezó muy temprano. Fui bautizado a los pocos días después de mi nacimiento; pero esto no era todavía un encuentro personal. Mi primer encuentro personal fue a los trece años. Yo estaba en un Colegio de Capuchinos. No sabía todavía lo que iba a hacer en mi vida, cuando tuvimos un primer retiro y escuché por primera vez las grandes verdades de nuestra fe: el amor de Dios, la vida eterna, el infierno… Recuerdo muy bien la impresión que me dio la meditación sobre el infierno; me hizo entender que la vida es algo muy serio, una aventura muy seria. Y escuchando estas verdades, exponiéndome por primera vez a la luz del Evangelio, percibí inmediatamente mi vocación, me sentí llamado por el Señor a hacerme sacerdote franciscano. El ser franciscano era secundario en aquel momento; lo que era primordial era que yo dedicaba mi vida al Señor Jesús.

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La misión del Cristiano

Hola Hermanos:

Hoy en día muchos creyentes no saben cual es la misión que Cristo les ha encomendado, como discípulos de Jesús y cual es la misión central de la Iglesia.

Les compartimos un archivo en audio mp3 con un mensaje poderoso de Dios para cambiar tu vida y saber que es lo que realmente Dios quiere de tí

La misión del Discípulo

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Multiplica tu FE

Si te quitan la Fe… te quitan todo.

El hombre, como creatura de Dios, es trascendente por naturaleza, por lo que la confianza en Su Creador es una fuerza vital (o debiera ser una fuerza vital) que lo sostiene aun en los momentos más difíciles.

El vacío existencial que actualmente muchos manifiestan, se debe frecuentemente a que creen en realidades que como aguas movedizas atrapan y afogan sin un sentido trascendente y que alejan del Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14:6) que los puede llevar a su salvación eterna. La Fe en Cristo es un fundamento sólido, firme, hecho de roca, que resiste cualquier tempestad. No va y viene con la moda, ni con los caprichos mundanos, no es voluble ni acomodaticia, sino estable y serena.

Perseverar en la Fe nos lleva a resultados tangibles y concretos; nos da paz interior y certeza de que las cosas en el mundo, si son atendidas por los seres humanos con intensidad, sana intención, persistencia, esfuerzo y muchas veces, con gran sacrificio, el resto se puede dejar en manos de Dios y Él se encargará del resultado final. Es decir, con Fe el hombre hace lo que tiene que hacer y el resto Dios lo dará por añadidura.

No dejemos que nos quiten nuestra Fe, no dejemos que prevalezca la cultura de la muerte, debemos insistir en promover la civilización del amor y la forma más eficiente para lograrlo es conservando nuestra Fe inamovible, a pesar de la insistencia del mundo actual que busca ahogarnos en el egoísmo, borrando de la vida cotidiana la presencia de Dios, dejándonos en una soledad cada vez más profunda e inevitable.