Benedicto XVI: “que no falte entre nosotros un germen de bien”
La oración de intercesión supone “sumergirse” en el abismo de la misericordia de Dios, que solo espera un germen de bien para perdonar y salvar al hombre.
El Papa Benedicto XVI comenzó hoy, en su catequesis de la Audiencia General, un recorrido por las grandes figuras bíblicas, para profundizar en el significado de la oración cristiana.
Comenzó hoy con la oración de intercesión, a través del conocido pasaje de la destrucción de Sodoma y Gomorra, en el capítulo 18 del Génesis, y la oración de Abraham tratando de salvar la ciudad.
Este pasaje bíblico, explicó el Papa, “narra que la maldad de los habitantes de Sodoma y Gomorra estaba llegando a su cima, tanto que era necesaria una intervención de Dios para realizar un gran acto de justicia y frenar el mal destruyendo aquellas ciudades”.
“Aquí interviene Abraham con su oración de intercesión. Dios decide revelarle lo que le va a suceder y le hace conocer la gravedad del mal y sus terribles consecuencias”.
Abraham afronta “enseguida el problema en toda su gravedad”, explicó el Papa, recordando el diálogo entre el Patriarca y Dios, en el que aquel pide que si encuentra cincuenta justos, no castigue a la ciudad.
Pero la petición de Abraham va mucho más allá de la justicia retributiva (no castigar a los justos igual que a los culpables), sino que es “mucho más seria y profunda”.