1- Introducción

Seminario de Crecimiento en una Nueva Esperanza.

¿Qué es la Esperanza?

El diccionario la define como: Estado del ánimo en que parece posible alcanzar lo deseado.

La teología la define como: virtud teologal que lleva al individuo a poner absoluta confianza en Dios y en su proyecto de salvación de la humanidad. La de quien tiene y alimenta su esperanza no es una actitud estática, pues la virtud le lleva a colaborar de una forma activa en ese plan de redención. De ahí surge el compromiso con la paz, con la justicia y con toda iniciativa humana destinada a alcanzar el reino anunciado por Jesús.

En la práctica es difícil separar la fe y la esperanza, aunque de acuerdo con la tradición cristiana, la primera actúa más de acuerdo con la inteligencia y la segunda con la voluntad. Además, como pide san Pedro en la primera de sus epístolas (Pe. 3,15), estamos obligados a dar razón de nuestra esperanza ante los demás.

Bíblicamente podemos decir que:

El término hebreo miqveh se traduce como esperanza en el AT. Se refiere a una cosa o un acontecimiento que se espera, que está en el futuro. Job decía que «si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán» (Job 14:7). Dios, en su gracia, ofreció al hombre «preciosas y grandísimas promesas» (2 P. 1:4), comenzando con Adán (Gn. 3:15), Noé (Gn. 9:1–16), Abraham (Gn. 17:1–8), el pueblo de Israel, etcétera. Es, entonces, la voluntad de Dios que esperemos en él, con la confianza de que cumplirá lo prometido. Por eso en los Salmos se dice que «de él [Dios] es mi esperanza» (Sal. 62:5) y que él es la «esperanza de todos los términos de la tierra» (Sal. 65:5).

A pesar de los juicios que Dios tuvo que hacer a Israel por sus pecados, siempre le mantuvo la esperanza de una restauración gloriosa mediante la intervención de su Mesías. Dios es la «esperanza de Israel, Guardador suyo» (Jer. 14:8; 17:13; 50:7). Por eso Zacarías dice de los israelitas que son «prisioneros de esperanza» (Zac. 9:12).

En el NT, se utilizan los vocablos griegos elpizo y elpis, que se traducen como esperanza, según el contexto, siempre hablando de una expectativa de algo bueno. No se menciona mucho en los Evangelios, sino en las epístolas, especialmente las de Pablo. En el libro de los Hechos, se usa mayormente para hablar de la resurrección («Teniendo esperanza en Dios … de que ha de haber resurrección de los muertos» Hch. 24:15; 26:7).

En las epístolas, la esperanza se presenta siempre como el resultado de la soberanía de Dios y el señorío de Cristo sobre todas las cosas. Así, se nos habla de la «esperanza de salvación» (1 Ts. 5:8); «la esperanza de la justicia» (Gá. 5:5); «la esperanza de la vida eterna» (Tit. 1:2). Los creyentes serán hechos semejantes a Cristo (1 Jn. 3:2–3), por lo cual se dice que él es la esperanza misma (1 Ti. 1:1), que es una «esperanza de gloria» (Col. 1:27). El «Dios de esperanza» llena de «todo gozo y paz en el creer» a los cristianos para que abunden en «esperanza por el poder del Espíritu Santo» (Ro. 15:13).

Los incrédulos, en cambio, son señalados como «los … que no tienen esperanza» (1 Ts. 4:13). Antes de su conversión, los creyentes estaban «sin esperanza y sin Dios en el mundo» (Ef. 2:12), pero «Dios nuestro Padre … nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia» (2 Ts. 2:16). El ser participantes de esa esperanza es lo que permite a los creyentes perseverar en la fe, aun en las situaciones más duras. Y es, también, lo que les incita al amor y las buenas obras, sabiendo que su trabajo en el Señor «no es en vano» (1 Co. 15:58).

La Iglesia nos enseña: en el numeral 1812 y subsiguientes sobre las virtudes teologales, que son la fe la ESPERANZA y la caridad.

Sobre la ESPERANZA nos dice: «Es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.»


Nos dice además que:

  • Corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre
  • Protege del desaliento
  • Sostiene en todo desfallecimiento
  • Nos dilata el corazón en espera de la bienaventuranza eterna
  • Nos preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad
  • Es un arma que nos protege en el combate de la salvación
  • Se alimenta en la oración

La Palabra de Dios nos dice:

  • Esperando contra toda esperanza, creyó (Abraham) y fue hecho padre de muchas naciones (Rm 4,18)
  • La esperanza que no falla (Rm 5,5)
  • Nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios (Rm 5,2)
  • Revistámonos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación (1 Ts 5,8)
  • Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? (Rm 8,24)
  • Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación (Rm 12,12)
  • A su vez, Isaías afirma: «Brotará la raíz de Isaí, el que se levantará para gobernar a las naciones; en él los pueblos pondrán su esperanza.» (Rm 15,12)
  • Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Rm 15,13)
  • Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. (1 Cor 13,13)
  • Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. (1 Cor 15,19)
  • Firme es la esperanza que tenemos en cuanto a ustedes, porque sabemos que así como participan de nuestros sufrimientos, así también participan de nuestro consuelo. (2 Cor 1,7)
  • Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y él seguirá librándonos. (2 Cor 1,10)
  • Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena confianza. (2 Cor 3,12)
  • A fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria. (Ef 1,12)
  • Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos. (Ef 1,18)
  • Recuerden que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. (Ef 2,12)
  • Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza;(Ef 4,4)
  • Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo. (Fil 1,20)
  • a causa de la esperanza reservada para ustedes en el cielo. De esta esperanza ya han sabido por la palabra de verdad, que es el evangelio. (Col 1,5)
  • con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. (Col 1,23)
  • A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria. (Col 1,27)

Taller

Para la semana:

  • Orar todos los días pidiendo al Espíritu Santo que nos llene de una renovada esperanza
  • Leer los salmos 25, 27, 33, 37, 39 y 42
  • Leer sobre la esperanza en el Catecismo los numerales 1817 a 1821

Para la próxima reunión:

  • Testimonios: Desde la reunión anterior y durante la semana, ¿se renovó mi esperanza?
  • Compartir la experiencia de oración con los salmos durante la semana

Leer en grupos y compartir sobre los numerales 1817 a 1821 del Catecismo de la Iglesia Católica.

Haz clik aquí para la siguiente enseñanza «Deja el pasado en el pasado»

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