de Mons. Uribe Jaramillo
PRESENTACIÓN
La pastoral en el Espíritu es la gran urgencia de la Iglesia en el mundo de hoy. Una pastoral en el Espíritu, siguiendo el modelo de las primeras comunidades cristianas y viviendo, en la comunión pedida con el Señor:
«En esto conocerá el mundo que son mis discipulos: en que se aman unos a otros» (Jn.13, 35)
Mons.Alfonso Uribe Jaramillo, ha explorado los campos de la teologia, la Biblia, del compromiso social, de la contemplaciión y la educacióon, nos introduce ahora, con precisión, en el mundo de la acción dinánica del Espiritu como obra eclesial pastoral.
Todo sacerdote, religioso o laico encontrará el «Espíritu» de lo que debe ser el quehacer pastoral, la praxis liberadora integral y el encuentro «salvador» con Cristo vivo en la oración, en la palabra y en el compartir.
Su vida toda, de servicio a la Iglesia, a los pobres y necesitados, a los «sedientos de aguas vivas» es la más elocuente teología para nuestro mundo latinoamericano, un mundo de cambios profundos y acelerados.
Quiera el Santo Espíritu, el que imploramos y suplicamos en nuestras preces diarias, venir a este mundo y sobre su Iglesia.
1.- OBRAR EN EL ESPÍRITU
Palabra de Dios en el Cap. quinto de la carta a los Gálatas:
«Por mi parte, os digo: Si vivís según el Espíritu no daréis satisfacción a las apetencias de la carne, pues la carne tiene apetencias contrarias al Espíritu y el Espíritu contrarias a la carne como que son entre si antagónicas de forma que no hacéis lo que quisierais; pero si sois conducidos por el Espíritu no estáis bajo la ley; si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu; n busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente» (Gal.5,16-18.24-26)
Hago, Señor, con mis hermanos el acto de fe en tu presencia, lleno de amor, lleno de luz, lleno de poder aquí en medio de nosotros, con ellos te doy gracias, Señor, por nuestra vocación cristiana, por nuestra vocación sacerdotal, por esta efusión de tu Espíritu con la cual nos enriqueces todos los días pero de manera especial a lo largo de este encuentro.
Queremos, Señor, recibir el mensaje que a lo largo de estos días nos comunicas con insistencia, queremos aprender a caminar en tu Espíritu, oh Señor, queremos aprender a vivir en tu espíritu. Oh Señor, conoces mejor que nosotros, cuan difícil es esto, danos la luz Señor para sentir la necesidad de esta vida en el Espíritu, de este caminar en el Espíritu. Pon ahora, Señor, tus palabras en mis labios; se lo prometiste a Moisés, a tus profetas. Yo quiero únicamente Señor ser tu canal, tu siervo. Tú sabes el mensaje que cada uno necesita. Yo te pido Señor, que pongas esas palabras en mis labios. Me pongo en tus manos como siervo inútil, Señor, con una confianza muy grande en tu amor sacerdotal y pido para todos nosotros esta mañana la protección maternal de María, que sea ella la que ore por nosotros. Por todo lo que vas a darnos gracias Señor. Amen.
Una de las experiencias mas dolorosas que encuentra uno en su vida es la de ver a muchos pastores cansados, a muchos pastores con una sensación de frustración. Ellos dicen también con mucha angustia: Nuestra esperanza además se ha acabado, teníamos muchas ilusiones pero las hemos perdido y estas palabras las oye uno a veces de quienes, inclusive, son expertos en pastoral. A que se debe esto?. A que ellos con entusiasmo se dedicaron a su oficio de pastores pero no tuvieron la gracia de conocer lo que era la pastoral en el espíritu; realizaron pastoral llamada sacerdotal pero que en realidad era pastoral humana creyeron que todo dependía de sus conocimientos, claro que eran necesarios; creyeron que todo dependía de la técnica; esta es muy útil, pero olvidaron que lo primero era llenarse del Espíritu, hablar y obrar después bajo la acción y la conducción del Espíritu; no supieron lo que era una pastoral en el Espíritu y de allí su fracaso. Yo quiero decirles que a medida que conozco la renovación espiritual la aprecio mas porque ella va iluminando cada día mejor todo el ministerio y toda la vida del Sacerdote. Cuado hablo del Sacerdote me refiero a presbíteros, diáconos y obispos; estoy convencido de que la Iglesia esta recibiendo una gracia extraordinaria en esta renovación y que nosotros aprenderemos a ser pastores en la medida en que nos abramos a esa presencia del Espíritu Santo en toda nuestra persona y nos dejemos de veras conducir por El.
Cual debe ser el primer enfoque para hablar de una Pastoral en el Espíritu?
Estudiar lo que fue la pastoral en el Espíritu de Jesús. En el evangelio de San Lucas, en el capitulo tercero y en el capitulo cuarto encontramos una síntesis maravillosa de lo que fue esta pastoral en el Espíritu de Jesús. Empieza con su bautismo en el Espíritu. «Cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración se abrió el cielo y bajo sobre El, el Espíritu Santo en forma corporal como una paloma y vino una voz del cielo «Tu eres mi hijo amado, en ti me complazco».. El capitulo cuarto de san Lucas empieza con estas palabras «Jesús, lleno del Espíritu Santo se volvió del Jordan y fue llevado por el Espíritu al desierto done fue tentado por el diablo durante 40 días. Terminadas estas tentaciones con la victoria del Señor, nos dice San Lucas «Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu y su fama se extendió por toda la región e iba enseñando en las sinagogas, alabado por todos vino a Nazaret donde se había criado y según su costumbre entro en la sinagoga el día sábado y se levanto para hacer la lectura; le entregaron el rollo del profeta Isaías y desenrollándolo hallo el mensaje donde esta escrito: «El Espíritu del Señor esta sobre mi porque me ha ungido, me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar, la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia, del Señor.»
2 BAUTIZADO EN EL ESPIRITU
El ministerio pastoral de Jesús empieza con su bautismo en el Espíritu. M e gusta mas la expresión bautismo en el Espíritu, que bautismo con el Espíritu, porque «en el Espíritu» indica esa inmersión total de Jesús en el espíritu santificador y en el Espíritu de Pode
El Padre Cantalamesa acaba de publicar un libro muy interesante sobre las funciones de Jesús y el dice que la teología no ha profundizado como es debido en lo que fue la unión sacerdotal de Jesús en el Jordan. El había sido ungido por el Espíritu Santo en la encarnación en el área de la santificación. El Espíritu Santo santifico de una manera excepcional a esta alma sacerdotal de Jesús; pero ahora cuando Cristo iba a dar comienzo a su misión pastoral recibe una unción nueva en el área del poder. Acabamos de oírlo en San Lucas como pasa al desierto lleno del poder del Espíritu Santo, y de allí desciende a Galilea con .la fuerza del Espíritu. Esta unción va a definir lo que a de ser la Iglesia. Su Iglesia será una Iglesia ungida por el Espíritu, una iglesia sacerdotal, porque es el cuerpo de una cabeza ungida y sacerdotal, la de Cristo el Señor. Empieza e su ministerio con la inmersión en la fuerza del Espíritu. El ministerio de Cristo tendrá el distintivo del poder, será una pastoral llena de poder, no una pastoral llena únicamente de doctrina. Todo poder dirá un día se me ha dado en el cielo en la tierra. De El salía un poder sobre el demonio y sobre la muerte, el poder del Espíritu que recibe en esta comunicación del Jordan. De allí pasa a un desierto antes de su encuentro con las multitudes; quiere tener un encuentro con su Padre en el ayuno y en la oración y este desierto es el prologo maravilloso de la pastoral de Jesús en el Espíritu porque es conducido por el Espíritu. Lleno del poder del Espíritu es conducido por este espíritu a ese desierto para ese encuentro con el Señor. Allí el tiene que enfrentarse a la realidad del maligno, padece las tentaciones del demonio, triunfa con el poder del Espíritu y después de este desierto y después de esta victoria baja a Galilea con esta fuerza del Espíritu para proclamar que ha sido ungido y enviado para realizar toda esa pastoral maravillosa, que abarca al hombre en toda su integridad y que se extiende a todos los hombres.
Si nosotros de aquí pasamos a la Iglesia primitiva nos damos cuenta de que ella empieza también con un bautismo en el Espíritu. Antes de la Ascensión Cristo ordena a sus apóstoles que no se alejen de Jerusalén porque dentro de pocos días van a ser bautizados también por el Espíritu Santo. Que Juan bautizo con agua, les dice, ero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo, y cuando los apóstoles le preguntan de que se trata, si es que se va restablecer el Reino de Israel el aclara en que consiste este bautismo en el Espíritu que van a recibir. Es también el bautismo de poder. «Recibiréis el poder del Espíritu Santo y seréis mis testigos aquí en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra». Aquellos apóstoles entran en un desierto, en una larga oración presidida por María, reciben esa efusión del Espíritu Santo el día de Pentecostés, y con esa fuerza del espíritu van a cumplir la misión, la de ser testigos de Jesús hasta los confines de la tierra.
Yo creo que empezamos a ver claro como debe ser nuestra pastoral en el Espíritu: Debe ser ante todo una pastoral que tenga un encuentro verdadero, bautismo en el Espíritu del Señor. Yo creo que no se ha comprendido bien lo que es en la renovación espiritual. Este término BAUTISMO EN EL ESPIRITU no lo hemos comprendido debidamente, los mismos sacerdotes, porque aquí no se trata de recibir por primera vez la efusión del Espíritu Santo. Cristo la había recibido desde el mismo momento de la Encarnación. Se trata de recibir una efusión especial, experimental, en el campo de poder para que ungidos con ese espíritu, llevar la Nueva Noticia a todos los hombres. Yo quiero rogar a los Sacerdotes que no hayan tenido todavía esa experiencia de lo que es la efusión del Espíritu, -el termino que se usa mejor ahora porque se presta menos a falsas interpretaciones- que pidan esa gracia, es la gracia de Pentecostés, es el sentirse llenos el Espíritu Santo, como dice el versículo cuarto del capitulo segundo del libro de Hechos, es experimentar la alegría que nos hace cantar las maravillas de Dios, que nos quita el miedo como a los Apóstoles, y nos convierte en testigos alegres del Señor Resucitado, de Jesús que vive, de Jesús salvador de todo el hombre y de todos los hombres. Yo creo que, una vez convencidos nosotros por experiencia de esta realidad la buscaremos para muchas religiosas y para muchos seglares, y veremos como empieza una verdadera pastoral en el Espíritu, porque se ha dado ya el primer paso.
3 PENTECOSTES: COMIENZO DE UN NUEVO CAMINO
He dicho «comienza», porque en la renovación hay un peligro y es creer que ella consiste y termina en una experiencia del Espíritu intensa o en un momento determinado de la vida. Pentecostés no fue el final del camino, sino el primer paso de un nuevo camino en el Espíritu. Pentecostés es un comienzo de una vida en el Espíritu, no es la última hora, es la primera hora. Por que la renovación es, con razón a veces mal entendida y a veces poco aceptada? , porque muchas personas se presentan a los sacerdotes y a los obispos llenas de alegría en un momento de entusiasmo y a los pocos días están como antes o peor. Estas personas que no aprendieron que hay que caminar en el espíritu y vivir en el espíritu, como lo oímos en la carta a los Gálatas y que hicieron de la renovación una candelada de habas presentan una imagen muy negativa de ella. Nosotros necesitamos, como sacerdotes, partir de ese comienzo; empezar en nuestro encuentro con el Espíritu en el área de poder un nuevo camino, una nueva vida, camino en el Espíritu, y vida en el Espíritu. El Señor pasa del Jordan al desierto. La Iglesia primitiva conoció ese desierto. También Pablo por ejemplo, después de su conversión, cuando ha recibido la efusión del Espíritu en el camino en Damasco, va al desierto y allí pasa largo tiempo. Cuando uno admira la sabiduría de sus cartas, la riqueza doctrinal que encierra olvida que gran parte de ese caudal de luz y de verdad lo adquirió en ese largo tiempo de contemplación en el desierto. El no improviso unas cartas; escribió aquello que había rumiado y había vivido en el largo encuentro con el Señor en el desierto. Hoy para nosotros es difícil aceptar esta realidad, o mejor, vivirla. Vivimos, como sacerdotes, cada día, con un cúmulo de ocupaciones. Todos los días nos muestran nuevos programas y también nuevas exigencias pastorales. Que hacer entonces? Dejarnos dominar por ese ajetreo, secarnos allí, tal vez fundirnos? Como es posible permanecer con vitalidad, con entusiasmo, crecer en el espíritu, en medio de tantas ocupaciones?. La única solución es aprender a encontrar el desierto en la ciudad. Carlos Carreto ha escrito un libro muy interesante con ese titulo. Es que nosotros podemos de veras aprender a encontrar el desierto en la ciudad. Si nosotros somos fieles al encuentro personal con Cristo todos los días, si no dejamos pasar un día sin un encuentro a veces largo o por lo menos muy intenso con el Señor, nos dominara la ciudad. Pero si hacemos esto allí encontraremos el desierto y en el desierto encontraremos a Jesús y con Jesús encontraremos al Padre, y cada día nos llenaremos mas del poder del Espíritu, toda pastoral en el Espíritu, necesita desierto diario, o por lo menos desierto semanal, encuentro exclusivo con el Señor. Ayuno de actividad, ayuno de diversión, ayuno de dialogo con el Señor, y entonces tendremos allí, la gracia, la fortaleza para triunfar en ese combate con el maligno, del cual no podremos nosotros prescindir aun cuando lo deseemos.
Leamos con frecuencia ese capitulo final de la carta a los Efesios (6,10-18) «EL COMBATE ESPIRITUAL» para que nos demos cuenta de una realidad que por descuidarla a veces nos domina. No se trata de ver diablo en todas partes. No se trata de estar hablando de posesión demoníaca o de opresión demoníaca en todas partes. Se trata de esa realidad del maligno que no podemos ignorar. Cristo se enfrenta a ella para enseñarnos a combatir y a triunfar. Nosotros, querámoslo o no tendremos que enfrentarnos a ella y cuantas experiencias dolorosas, tenemos muchos en nuestra vida personal. La única manera de triunfar es con las armas del Espíritu, es con la fortaleza del Espíritu, es con esa acción liberadora de Cristo en nosotros por medio de su Espíritu. El Señor terminado el desierto y obtenida la victoria sobre el malo o el maligno, baja a Galilea, a dar comienzo de una manera intensísima a su ministerio, pero con la fuerza del Espíritu.
Yo bendigo al Señor por todas las oportunidades que esta dando a los sacerdotes actualmente para un mejor capacitación pastoral. Son muchos los que pueden ir a Europa y otros países para mejorar su formación doctrinal. Son muchos los que han podido enriquecerse con todos lo adelantos de la pastoral moderna. Esa es una gracia muy grande del Señor. La única equivocación que puede cometerse es la de creer que con esto esta ya uno verdaderamente y plenamente equipado y capacitado para la pastoral.
4 PASTORAL CARISMATICA
Todo servirá en la medida en que se ponga a servicio del Espíritu, y en la medida en que nunca llegue a ser sustituto del Espíritu: la pastoral en el Espíritu es una pastoral llena de vida, la vida del Espíritu y es una pastoral que tiene un visión clara de la vida del Espíritu, y es una pastoral que tiene de distintivo la FORTALEZA, don del Espíritu y acción del Espíritu en nosotros.
Por eso debemos decir que la Pastoral en el Espíritu tiene que ser una pastoral esencialmente carismática. Yo no temo emplear el término a pesar de que es tan combatido porque se trata de una gran riqueza eclesial.
El Vaticano segundo después de largas discusiones hizo en el capitulo 12 de la Constitución «Lumen Gentium» la gran afirmación: «Todos los carismas tanto los extraordinarios como los mas comunes, han de ser recibidos con gratitud y consuelo porque son muy útiles para el crecimiento de la Iglesia». Esa es la visión del Vaticano II, un aprecio y una gratitud por todos los carismas. Hay que guardar el equilibrio. Se ha hecho una pregunta que no ha sido feliz: Si debemos optar por una iglesia institucional o una iglesia carismática. Y esta pregunta se ha formulado porque desafortunadamente con el término carismático, como con tantos otros, se han cometido abusos. Se hablo de una iglesia carismática al margen de la institución, al margen de la jerarquía y claro, entonces vino la pregunta. La respuesta es muy clara. Hay que cambiar la «o» por la «y». La Iglesia, nuestra iglesia amadísima, tiene que ser iglesia institucional como la hizo Cristo y tiene que ser iglesia carismática. Una iglesia que sea solamente institución sin carismas, será una iglesia anquilosada. Una Iglesia que quisiera ser solamente carismática, sin la necesaria orientación y fortaleza de la institución, será una iglesia loca.
Hay que evitar los dos extremos. Pero la pastoral en el espíritu se va enriqueciendo en la medida en que nosotros ponemos en ejercicio los carismas, que el Señor reparte a cada uno, en el caso nuestro a cada sacerdote.
Tenemos que meditar mucho en esa realidad de los carismas, que son necesarios para el crecimiento de la Iglesia. Cada sacerdote recibe uno o varios carismas. Su sacerdocio ministerial es un carisma de carismas. La vida religiosa es un carisma de carismas. Pero fuera de estos carismas generales, el poder que tenemos de consagrar, el poder que tenemos de perdonar, el poder que tenemos de predicar, que son propios de todo sacerdote, cada uno debe buscar los especiales que el Señor le haya dado para beneficio de la comunidad. Hay que pedir luz para conocerlos, para descubrirlos, y hay que pedir gracia después, para dedicarlo, al servicio de los demás. No olvidemos que todo carisma tiene función social. Que todo carisma se recibe para beneficio de la comunidad, que uno no puede ocultar el carisma, porque seria condenado como el siervo que oculto su talento. Es necesario dedicarlo a que produzca; se trata del bien de la comunidad. El Señor quiere obrar a través de nosotros. Una de las frases que mas me impresionan a mi a lo largo de mi vida, cada vez que la leo, es la gran afirmación de San Pablo «Coaiutores sumus» (somos los coadjutores de Dios) El no quiere obrar solo, pudiendo hacerlo. Es el Padre que quiere la colaboración de sus hijos, Jesús es el Buen Pastor que quiere la colaboración de sus pastores que somos nosotros. El Espíritu Santo quiere obrar y pasar a través de nosotros, y para eso nos da los carismas. No temer practicar ningún carisma. A veces por el miedo a la burla o al desprecio nosotros nos inhibimos y los ocultamos. Cualquiera que sea el carisma que el Señor nos de pongámonos a su servicio y al servicio de la Iglesia. No busquemos, eso si como lo acaba de decir San Pablo, la vana gloria, si la gloria del Señor. Pero yo tengo que decir que a medida que uno va descubriendo esta realidad carismática en la Iglesia va encontrando nuevas riquezas y uno va apreciando mas su ministerio sacerdotal.
5 JESUS SANO
Jesús sano toda enfermedad y dolencia. La pastoral del Señor con los enfermos empezaba por la sanación del espíritu. Lo hace con el paralítico a quien perdona primero sus pecados. Lo hace con la adultera, lo hace con Zaqueo. Lo hace con la pecadora que lo visita en la cas de Simon. Lo hace en la misma cruz.
Si hay un ministerio que tenga primacía en la pastoral de Jesús, es este de perdón del pecado, de sanación del espíritu.
Por algo dijo de El, el Bautista al señalarlo:
«He aquí el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo».
Pero El viene después a sanar los corazones rotos; en el texto que leímos de San Lucas se omite esa frase que esta en el capitulo 61 de Isaías» «El viene a sanar, ungido y enviado por el Espíritu, los corazones rotos».
Yo quiero proponerles después como reflexión particular que estudien mucho el Evangelio según San Juan, como el evangelio de la sanidad interior y van a encontrar maravillas allí: Van a encontrar la sanación del miedo en el capitulo 3 en la persona de Nicodemo. Van a encontrar la sanación del odio racial, que es tan tremendo en nuestros días, en el capitulo 4 donde habla con la samaritana, van a encontrar la sanación del complejo de culpa en el capitulo 8 en el perdón que da el Señor con palabra bondadosa a la adultera «Yo tampoco te condeno, vete en paz; y no peques mas». Van a encontrar toda sanación de ansiedad, de la preocupación temporal, del miedo, de la angustia, en los capítulos 14, 15 y 16 en la persona de los Apóstoles.
Cuanto hace el Señor para sanarlos! Y en ese apéndice, esa sanación maravillosa del complejo de culpa en la persona de Pedro. Va apareciendo esa actitud del Señor que va realizando maravillas en todos los que tiene dolencias en el Espíritu, en los que están tristes, en los que están amedrentados, en los que están dominados por el odio, en los que tienen el complejo de culpa. Nosotros hermanos, vivimos en un mundo enfermo como nunca en el Espíritu. Hoy los mismos niños, que ayer eran tranquilos, tienen ya el stress de los viejos. Están también con una carga tremenda en su Espíritu. Si uno se abre, baja la acción del Espíritu del Señor a esta Pastoral de sanidad interior hará mucho bien. Para eso se necesita ante todo oír, oír las tristezas, los dolores, las angustias de los demás y luego orar con ellos, no solamente orar por ellos. Cuando estaba en Paris con Diego, hace 2 años, vinieron los de la revista «I lest vivant» a pedirnos una entrevista. Ellos querían hacer un pequeño reportaje para la revista. En una de las respuestas yo dije, esto que acabo de decir. En la renovación espiritual he aprendido especialmente a orar con las personas y no únicamente a orar por ellas, recuerdo que esta persona, le intereso tanto la frase que me pidió que me explayara un poco. Es que verdaderamente nosotros, antes de conocer la renovación espiritual oramos tal vez por los demás, pero no aprendemos a orar con ellos. Si después de oír a esta persona, si después de pedir al Espíritu Santo la luz para conocerla, nosotros entramos en una oración-pero en el Espíritu- con esa persona y la invitamos también a orar, si es el caso, veremos los grandes beneficios. Abrámonos a los carismas que el Señor nos de, no nos preocupemos por lo que digan. Lo importante es ser canal del Señor, ser instrumento del Señor; lo bueno que resulte no será acción nuestra, es obra del Espíritu. Nosotros no somos sino canales, a través de los cuales pasa el amor del Señor, lo que si necesitamos es limpiar esos canales, para que pueda correr todo ese torrente del Amor del Señor; y llegar a tanto corazón roto y pueda sanar tanta herida en el espíritu como la que hay en el mundo. La Pastoral de Jesús abarco a todo el hombre. El, lleno del Espíritu del Señor, no se detuvo en ningún aspecto del hombre para excluirlo. Los abarco todos. Nosotros tenemos que ir conociendo la necesidad del hombre, en toda su integridad. Ir profundizando en los problemas emocionales del hombre actual, en los problemas corporales del hombre actual, en los problemas personales, familiares y sociales del hombre actual, en todo lo que esto abarca en el momento presente en la historia, y como Jesús, pero como siervos suyos y canales del Espíritu, llegar a todas esas áreas de la persona humana. Yo creo que nosotros vamos aprendiendo Pastoral en el Espíritu en la medida en que la vamos viviendo y practicando. No la podemos encontrar en los libros. Nosotros no podemos sino ver lo que hizo Jesús y pedirle después que El haga eso mismo ahora a través de nosotros. No olvidemos que en todo ministerio el agente principal es el Señor. Nosotros obramos «In Persona Christi» en los sacramentos y obramos también como ministros suyos y dispensadores de sus misterios en cualquier ejercicio pastoral que cumplamos. Pongámonos al servicio de todo el hombre, pidámosle a Jesús Buen Pastor que pastoree a través de nosotros y veremos lo que El va consiguiendo, lo que El va obrando a través de nuestra pobreza.
LOS PRIMEROS CRISTIANOS
La pastoral de la Iglesia primitiva, que fue la pastoral en el Espíritu porque fue la misma de Jesús, estuvo cimentada en 4 pilares que son los que encontramos en el versículo 46 del Capitulo segundo del libro de Hechos.
Esta pastoral en el Espíritu de la Iglesia primitiva, fue una pastoral de Evangelio de enseñanza apostólica de comprensión de la Palabra de Dios a la luz del Espíritu. Fue una pastoral de encuentro con el Señor en la Eucaristía, en la fracción del pan. Fue una eucaristía de mucha oración. De oraciones en plural, nos dicen los Hechos. Y fue una pastoral comunitaria en equipo con el Señor y con los hermanos.
Nosotros aceptamos la pastoral en el Espíritu en la medida que comuniquemos la doctrina del Señor. Que les dijo El antes de enviarlos? «Id y enseñad lo que Yo os he enseñado». Ellos no enseñaron su doctrina; enseñaron la doctrina de Jesús. Y esa fu la fuerza de esa Pastoral profética de los Apóstoles: Comunicar pero con el poder del Espíritu la enseñanza de Jesús; ellos no tergiversaron nunca, ni adulteraron, ni suprimieron la doctrina del Señor. Por eso una Pastoral en el Espíritu tiene que estudiar diariamente la palabra de Dios, pero estudiarla de rodillas en la contemplación, estudiarla en la reflexión.
No vamos a prescindir de todos los aportes, que pueda darnos, por ejemplo, la exegesis, que es tan rica en esta época, porque debemos ir adquiriendo una palabra de Dios que nos nutra, y para que nutra hay que contemplarla y reflexionarla; es lo que recomienda «Presbiterorum Ordinis», como hay que contemplar la palabra antes de transmitirla.
Por eso, predicación, enseñanza y Evangelización que no se prepare con mucha oración, que no esta precedida de la contemplación puede ser erudita, pero no va alimentar, no va a ser autentica pastoral profética en el Espíritu. Esto tiene que estar acompañado y precedido siempre de la oración. A nosotros nos dicen que los apóstoles, un día se dieron cuenta de que tenían mucho trabajo del tipo, que pudiéramos llamar social, y ellos convencidos de la necesidad que tenían de cumplir mejor su misión, escogen, guiados por el Espíritu, a los Diáconos que han de remplazarlos en aquellos trabajos con las viudas, al servicio de las mesas, etc…, para poder dedicarse ellos a 2 cosas: a la oración y a la predicación de la Palabra.
Que lección tan grande encontramos aquí!. Ellos preparan su predicación con mucha oración, se dedican primero a la oración, y después a la palabra.
Una pastoral en el Espíritu es una pastoral de una gran exigencia de oración.
7 ORAR EN EL ESPIRITU
Es algo que debe ser preocupación nuestra cotidiana «Orar en el Espíritu».
Y que es orar en el Espíritu?
Es ponernos como una pantalla en blanco para que el Espíritu del Señor, vaya proyectando el sonido, la imagen, la verdad que El quiera. No es una reflexión que va en busca de una verdad a base de elucubraciones. Es la apertura sencilla a la acción del Espíritu, para que el verdaderamente ore en nosotros. San Judas termina su carta invitándonos a orar en el Espíritu, a dejar que el Espíritu del Señor venga por que lo llamamos, como dice San Pablo en el capitulo 8 de la Carta a los Romanos «Convencidos de nuestra fragilidad, de que no sabemos orar como conviene, le pedimos que venga en nuestra ayuda y El entonces ora en nosotros con gemidos inenarrables».
La Pastoral en el Espíritu de la Iglesia primitiva fue la pastoral de la Eucaristía también. Estas personas que estaban añorando la partida del Señor «la pascua», El había pasado, -El estaba ya en el Reino-, con alegría descubrieron que El había prometido quedarse. «Estaré con vosotros todos los días» y que iba a quedarse no únicamente con una presencia operativa a través de su Espíritu como también lo es; sino que iba a quedarse con una presencia real por antonomasia en la Eucaristía. Y ellos iban al encuentro del Señor resucitado, con la Eucaristía todos los días. A ve4ces no comprendemos bien la realidad del encuentro con Jesús resucitado en la Eucaristía. A veces mantenemos la idea de un Cristo muerto; no se porque. Nos queda en el subconsciente. Recuerdo que en un retiro que predique a unas adoratrices en alguna ciudad, una de ellas, después me hizo la confesión: Yo he pasado muchas horas, me dijo, a lo largo de muchos años de vida religiosa junto a la Eucaristía, y sin embargo, apenas hoy me he dado cuenta de que Jesús vivo esta allí: Yo no había caído en cuenta de esta realidad. Nos hemos equivocado a veces al confundir la presencia real con Jesús resucitado en la Eucaristía con sus otras presencias.
A más de un sacerdote le he oído decir: No, yo no tengo necesidad de ir a un sagrario, yo encuentro a Cristo en el hermano, yo lo encuentro en el pobre, yo lo encuentro en la comunidad, aquí por allá. Que diferencia tan grande la que hay entre esas presencias! La presencia de Cristo en el pobre, en la comunidad es una presencia operativa, Cristo opera en este momento por medio de su Espíritu; pero no se trata de la presencia corporal de Cristo resucitado. El corporalmente no esta presente ni en el pobre ni en la comunidad; en el sagrario si, en la Eucaristía si. Es lo que yo debo aprender a descubrir, para entonces entrar en Pastoral, también, en una contemplación Eucarística. Yo creo que en la medida en que nosotros descubramos esa posibilidad, hallaremos una dimensión preciosa para nuestra Pastoral en el Espíritu porque, como ha insistido tanto Juan Pablo II y antes también el documento de la Santa Sede y, primero Pablo VI en la «Misterium Fidei», tenemos que dar o tener la visión integral de la Eucaristía. Muchos la limitaron únicamente a la celebración Eucarística y esta misma celebración se limito a la comunión dejando a un lado por lo menos en penumbra el sacrificio. Pero después nada. Se dijeron frases hasta blasfemias, como la de aquellos sacerdotes que decían:» Yo no voy a guardar fiambre frío para dárselo después a los demás». Así trataban a presencia real del Señor en la Eucaristía después de la celebración.
Es en esa visión integral, que abarca la celebración y después el culto a la presencia real, donde nosotros podemos encontrar la oportunidad de la contemplación y la contemplación si se quiere podemos tenerla de una manera mas intensa en el culto de la Eucaristía después de la celebración porque podemos disponer de todo el tiempo que queramos y para detenernos en la presencia que el Señor nos regala sin necesidad de pasar a otro punto indeterminado momento.
Contemplar es experimentar el peso del amor de Dios, no lo olvidemos. Es la mejor definición que se ha dado a la contemplación Eucarística, podemos experimentar ese peso del amor del Señor y podemos después de esa contemplación comunicarlo como testigos. Esa realidad de un Jesús que vive, de un Jesús que nos ama, de un Jesús que es Salvador de todo el hombre y de todos los hombres. Si nosotros, a la luz de estas 4 realidades de la iglesia primitiva, enriquecemos nuestra pastoral en el Espíritu, este cada día será mas fecunda. Si es una pastoral centrada y alimentada con la Palabra de Dios pero buscado en el Espíritu, si es una Pastoral llena de oración, ungida con Espíritu de oración. Ya Medellín decía que el Sacerdote debe ser el hombre de oración por antonomasia, y nos dice Puebla: «que el presbítero no puede ser profeta, si no ha hecho la experiencia de Dios».
8 PASTORAL EN COMUNION
Primero con el Señor y luego con los hermanos. Así será maravillosa. Nosotros no somos seres aislados. Hemos sido llamados ante todo, como nos dice San Juan en su carta, a tener una comunicación con el Padre, con el Verbo, una comunicación con el Espíritu: una comunicación trinitaria. Pero después tenemos que tener comunión con todos nuestros hermanos. Somos miembros de un cuerpo místico, en el tenemos función personal, pero para realizarla en comunión con nuestros hermanos, primero con los hermanos del Presbiterio, pero después con todos los hermanos de la Parroquia, de la capellania, del hospital, de la oficina de trabajo, donde nos encontremos.
En el capitulo 4 de Éxodo recordamos como, cuando Moisés presenta al Señor el problema de su tartamudez, para ir a cumplir la misión frente al Faraón, el Señor le da la solución: «Ahí tienes a tu hermano Aaron, el es de fácil palabra».
Y hace la gran síntesis: «Yo pondré mis palabras en tu boca, tu las pondrás en la boca de Aaron». Así se cumple en ese equipo maravilloso a cabalidad el mensaje.
Cuando se hace primero el equipo con el Señor, y después con el hermano, cuando se recibe del Señor el carisma, se recibe la luz, la fuerza, la palabra, y después, si se la comparte con el hermano, entonces acertamos plenamente.
Yo quiero invitarlos a que oremos un momento para pedir esta gracia para todos nosotros.
O R A C I O N
Yo quiero Señor proclamarte esta mañana, como el único buen Pastor.
Darte gracias por tu vida pastoral, Señor, que fue Pastoral de salvación para todos nosotros porque fue siempre una pastoral en el Espíritu.
Quiero darte gracias Jesús por esa Pastoral de la iglesia primitiva, llena de tu Espíritu, que es para nosotros constante enseñanza.
Ponemos Señor todos tus sacerdotes, nuestra pastoral en tu presencia.
Tú los conoces, tu sabes nuestras limitaciones, pero conoces el deseo que tenemos de glorificarte.
Yo te pido, Señor, que a lo largo de todos los días nos unjas con el poder de tu Espíritu, para que con esa fortaleza, salgamos por el mundo entero como testigos tuyos.
Haz Señor que todos los días realicemos una autentica pastoral en el Espíritu. Para ello Señor úngenos con El.
Te pedimos, con mucha fe:
¡Ven Espíritu Santo, ven Espíritu de Amor, ven Espíritu de poder.
Úngenos a todos
Bendito seas Señor; gracias Señor, Gloria a ti Señor!.
DONES DEL ESPIRITU SANTO
SABIDURIA
ENTENDIMIENTO
CONSEJO
CIENCIA
FORTALEZA
PIEDAD
TEMOR DE DIOS
O R A C I O N AL E S P I R I T U S A N T O
Ven, Espiritu divino, -manda um rayo de tu luz desde el cielo-.
Ven, Oh Padre de los pobres, -luz profunda, en sus dones-, Dios esplendido.
No hay consuelo como el tuyo, -dulce huésped de las almas-, mi descanso.
Suave tregua en la fatiga,-fresco en hora de bochorno-, paz del llanto.
Luz santísima, penetra –por las almas de tus fieles-, hasta el fondo.
¡Que vacío hay en el hombre, -que dominio de la culpa, sin tu soplo.
Lava el rastro de lo inmundo, -llueve tú nuestra sequía-, ven y sánanos.
Doma todo lo que es rígido, -funde el témpano, encamina-lo extraviado.
Da a los fieles que en ti esperan – tus sagrados siete dones- y carismas.
Dale al esfuerzo su merito, -salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amen.
maravilloso contenido, para los que buscamos la verdad y fieles a las palabras del señor.
Oh Señor Mio y Dios Mio, que hermosas palabras has puesto en el corazón de este Sacerdote que nos transmite por tu unción, un mensaje esencial en el conocimiento del Espìritu, una enseñanza maravillosa para orar y convertirnos, una tregua a nuestras vivencias del mundo. Que didáctica extraordinaria es conocer profundamente donde fallamos, en donde tenemos que fortalecernos para vencer nuestras debilidades, cual es el norte para que nuestra iglesia se renueve en el Espiritu. En definitiva, hoy el Señor nos ha regalado un mensaje que nos llena de confianza, de esperanza, de amor y de protección. Bendiciones a todos los hermanos.
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