Magia – Líbranos del Mal

Este es la tercer entrega de la serie Líbranos del Mal

Por magia podemos entender toda clase de ritos con los que se pretenden canalizar las fuerzas ocultas para conseguir nuestros deseos. Algunos magos hacen rituales mágicos para que uno tenga suerte en sus negocios, para que tenga trabajo, para curar enfermedades o para conseguir a la persona amada. Cuando hacen magia negra para hacer daño, con la ayuda del demonio, se llaman brujos; y adivinos, cuando tratan de conocer el futuro.

En cuanto a la magia, podemos aludir aquí a Harry Potter, un personaje famoso en todo el mundo a través de los libros de la Sra. Rowling, la autora inglesa, que ha fomentado entre los niños, jóvenes y adultos, el mundo de la magia. Harry Potter es un aprendiz de mago que usa su varita mágica para hacer ciertos ritos con su capa de mago. Aparte de que muchas de sus actitudes no son muy éticas, pues pareciera que para hacer el bien se justifican algunos medios no éticos como la mentira, de hecho, la Harrimanía hace que muchas personas, y no sólo niños, se aficionen a este mundo mágico.

En ciertas ciudades hay tiendas especializadas en vender cualquier cosa de las que usa Harry Potter como la varita mágica, su capa, etc. Y esto puede hacer mucho daño, si creen seriamente en la magia y ponen su confianza en las fuerzas mágicas en vez de confiar en Dios. Esto lleva a muchos jóvenes a llevar amuletos y talismanes. Y, cuando tienen problemas, tratan de solucionarlos por medio de magos en vez de luchar, trabajar y esforzarse con su propias fuerzas, confiando en Dios. Es la cultura de lo fácil, como si todo se consiguiera con dinero y con poderes superiores y no con nuestro esfuerzo y la ayuda de Dios.

Ciertamente, la magia es un buen negocio para muchos magos y adivinos que hacen mucha propaganda en las páginas amarillas, en radio, televisión, internet… Se presentan más o menos así:

N.N., un gran profesional que dirige desde hace más de veinte años el centro de ciencias ocultas de… Su magia no tiene límites y puede ayudarlo en todo lo que necesite, no importa cuál sea su problema. Le ayudará en casos de negatividad, amor, dinero, trabajo… Llame ahora mismo al teléfono…

N.N. experta en todo tipo de magia. Tiene un equipo proveniente de todas partes del mundo para resolver todos sus problemas… Si tu compañero te traiciona, si tienes problemas de amor, si eres desafortunado o tienes problemas en el trabajo… Si necesitas consejos, llama rápidamente al teléfono… Máxima reserva.

Realmente, hay muchos magos charlatanes, que tienen una soberbia poco común. No pueden ni siquiera evitar un resfrío en sí mismos y hablan de tener poderes para hacer cualquier cosa y curar cualquier enfermedad… Lo malo es cuando trabajan directamente con el diablo y, entonces, ya no son magos, son verdaderos brujos o magos negros, pues hacen magia negra. Pero, en todos los casos, tienen una habilidad maléfica para crear en los clientes una dependencia para sacarles sin compasión hasta el último centavo.

Cada vez que el cliente va a visitarlos, tienen algo nuevo que darles o que decirles. Nunca le dirán que ya está todo solucionado y que ya no necesita ir más a su consultorio. A veces, dan velas o incienso, polvos de amor, hierbas mágicas o saquitos cosidos, que no hay que abrir, o diversas clases de talismanes o amuletos para atraer la suerte o protegerse de las fuerzas negativas. Nunca le dirán que vaya a rezar a la iglesia para solucionar sus problemas, sino que regresen cada cierto tiempo para recargar los talismanes o para nuevas consultas.

Hay personas que están tan dependientes del mago, que son incapaces de tomar decisiones sin consultarlo, siendo esclavos de sus opiniones para hacer un viaje, casarse con tal persona o hacer negocios… El famoso exorcista italiano Raul Salvucci decía que conocía a un gran empresario que siempre viajaba en compañía de una maga, que trabajaba a tiempo completo para él con el fin de asesorarlo en todo. Esto mismo ocurre con algunos políticos o grandes personajes del deporte o la canción.

El padre Francesco Bamonte cuenta el caso de una maga de 53 años, divorciada, que gana un promedio de seis mil euros por semana, sin pagar impuestos.

Un día, una señora se le acercó para hablarle de su hijo muerto y ella le dijo que sus familiares querían matar también a su otro hijo y que era necesario hacer cuanto antes, ritos poderosos de protección, pero que eso le iba a resultar caro. Al decirle la mujer que no tenía dinero y que sólo tenía la casa donde vivía, ella le dijo que la vendiera, pues para salvar la vida de su hijo hacía falta hacer cualquier sacrificio. Esta misma maga tiene muñecos de cera para dárselos a los clientes que quieren hacer daño a alguna persona y ella los traspasa con alfileres para que, después, los entierren en un cementerio o en la casa del enemigo o en otro lugar apropiado. A veces, mete odio contra algunos familiares, acusándolos de ser los causantes de los males del cliente. Hace maleficios, cuando se lo piden. Y, si la visita algún hombre de su gusto, le pide, como parte de su curación, tener relaciones sexuales con ella… Da a los clientes talismanes contra cualquier tipo de adversidad, pidiendo mucho dinero por ello. A varias clientes embarazadas les ha exigido con insistencia que abortaran. Y, frecuentemente, habla mal del Papa y de los sacerdotes, aconsejando que no vayan a la iglesia.

A veces, estos magos piden ir a la casa del cliente para ver cuáles son los objetos que exhalan negatividad o están embrujados y de los cuales proviene el daño a la familia. Con frecuencia, escogen joyas u objetos de oro o plata, y se los llevan para evitar el daño, pero aprovechándose de la ingenuidad de sus clientes, pues estos objetos valen mucho dinero y van a adornar sus casas o los venderán a otros.

Es conocido también que, con frecuencia, contratan los servicios de investigadores privados, a quienes pagan bien, para que les den todos los datos referentes al cliente, para así poder deslumbrarlo en la próxima cita, haciéndole creer que todo eso lo sabe por sus dotes de vidente. A veces, tienen sus colaboradores, que hacen este trabajo, pues trabajando en equipo es más fácil conseguir del cliente el mayor provecho posible. Y, si en algún caso, el cliente se siente engañado y quiere acusarlo a la policía, lo amenazan con maleficios de muerte o con ritos mágicos para hacerle daño.

Un mago convertido decía: ¿Saben por qué un talismán cuesta 100 euros y otro 500 euros? Porque sobre uno han blasfemado 100 veces contra la Virgen María o contra Jesucristo, y en el otro han blasfemado 500 veces.

Otra maga convertida, que comenzó como jugando, decía:

En un cierto momento de mi vida, comencé a decir a mis amigas que yo tenía poderes y que podía quitar el mal de ojo. En un plato, mezclaba agua y sal y, después, echaba unas gotas de aceite y creía ver imágenes de personas y yo adivinaba ciertas cosas. Mis amigas me agradecían y yo estaba contenta de ayudarlas. Pero la cosa iba aumentando más y más. De la práctica espontánea, pasé a prácticas de magia como la quiromancia, la cartomancia, espiritismo… Pero me sentía muy mal interiormente y me vinieron dudas de si estaba haciendo bien. Un día, me aconsejaron ir a un sacerdote exorcista y me dijo que aquello que hacía, aunque no lo supiera, era algo del diablo.

Así que me alejé totalmente de esas cosas y así pude descubrir de nuevo la paz interior que había perdido. Por eso, ahora os digo: Rezad a Jesús y aceptad su voluntad y no busquéis solucionar los problemas, adivinando el futuro. El futuro está en las manos de Dios, confiad en Él.

Lo curioso de la magia es que, según investigaciones realizadas por centros especializados y, concretamente, por el estudioso del fenómeno de la magia, Massimo Introvigne, quienes más creen en estas cosas son los jóvenes y los profesionales que tienen títulos universitarios. Cree más la gente culta y los ricos que los pobres o analfabetos. Por eso, decía el obispo Giuseppe Casale que la magia es el opio de la burguesía.

Veamos ahora algunos ejemplos:

– Soy una señora de edad media, católica creyente. Hace unos años estaba atravesando un período no muy bueno y una amiga me dio el teléfono de un cartomante (adivino), diciéndome que me ayudaría. Fui a la consulta y vi mucha gente. Debí esperar casi tres horas para ser atendida. Cuando llegué, le conté mis problemas: “Soy viuda y he quedado sola después de que mi hijo se ha casado hace dos años. Ahora me quieren quitar mi casa”. El cartomante mezcló las cartas y me dijo con seguridad que podía estar tranquila, porque veía en las cartas que no me la quitarían. Yo me quedé tranquila; pero, después de poco tiempo, me la quitaron. La profecía del cartomante había sido falsa y me convencí de que los magos y cartomantes son todos unos embusteros.

– Hace algunos años estábamos preocupados por el futuro de nuestro hijo y acudimos a un mago para pedirle ayuda para que nuestro hijo dejase a la chica que creíamos no le convenía. El mago nos dijo que le habían hecho daño, que le habían dado a comer un chocolatito sobre el que habían hecho un maleficio y que debíamos tener en casa un poderoso talismán para evitar el daño que podían ocasionarle. El precio de este talismán era de unos 4.000 euros y nos garantizó que en 15 días estaría solucionado el problema.

Compramos el talismán y, después de 15 días, volvimos para decirle que las cosas seguían igual que antes. Entonces, el mago nos dijo: “No se preocupen, yo tengo un colaborador que tiene un gran poder para estos casos”. Nos llevó al colaborador y éste nos dijo: “A su hijo, además de haberle dado un chocolate maleficiado, le han hecho macumba muy potente, pues han tomado el corazón de una paloma y lo han atravesado con muchos alfileres y después lo han enterrado a los pies de un ciprés. Pero no se preocupen, en 15 días yo puedo solucionarlo todo”. Nosotros le creímos y le dimos 1.500 euros.

Pero nada cambió y nuestro hijo se volvió más nervioso y casi no comía ni dormía. Fuimos al médico y nos dio tranquilizantes, porque dijo que no tenía ninguna enfermedad.

A los pocos días, buscamos otra solución en una cartomante, que hacía propaganda por televisión. Nos dijo que el asunto era muy grave, pero que ella podía solucionarlo en poco tiempo y pidió la dirección de nuestra casa. Al día siguiente, vino y quiso ver toda la casa. Y dijo: “Le han hecho macumba, pero todavía estamos a tiempo para salvarlo de la muerte y yo puedo resolver el problema en 48 horas por 5.000 euros”. Pero pasaron las 48 horas y todo seguía igual. La llamamos y nos dijo que estaba ocupada, que llamáramos dentro de media hora y así lo hicimos otras tres veces; a la cuarta vez, nos contestó de mala manera y, cuando le dijimos que la acusaríamos a la policía, nos amenazó de hacernos daño en nuestro negocio.

Después de estas experiencias negativas, fuimos a ver a un sacerdote y así comenzamos un camino hacia Dios que nos ayudó a encontrar la paz interior. Antes íbamos a misa, de vez en cuando, y nuestra fe era muy superficial. Ahora oramos por nuestro hijo y confiamos su futuro en las manos de Dios.

Como nota interesante, podemos decir que en febrero de 1999 esa cartomante fue denunciada por varios clientes y fue arrestada por la policía con cuatro de sus colaboradores. Realmente, muchos magos son charlatanes que sólo piensan en sacar dinero fácil a la gente que cree en ellos y busca en ellos la solución a sus problemas.

– En 1992 comencé a sentir dolores en distintas partes del cuerpo: un día en la cabeza, otro en el estómago, otro en las piernas… De los análisis médicos resultaba todo normal. Los médicos me diagnosticaron una depresión. Yo, en ese tiempo, apenas iba a misa por Pascua y Navidad o para bautismos, bodas o primeras comuniones. Un día, mi hermana me propuso ir donde un mago para ver si me curaba. El mago me leyó las cartas y me dijo que me habían hecho una atadura. Yo sospechaba de mi cuñada, que desde hacía algunos años no me dirigía la palabra. Le pregunté al mago si era ella. Él me dijo: “No es ella, es una persona viuda, que está junto a vosotros”. Viuda junto a nosotras sólo estaba mi madre y mi suegra. Por eso, yo insistí cuál era de las dos. Él me dijo: “Es tu mamá”. Yo, conociendo la bondad de mi madre, no lo quise creer.

Me empeñé en creer que era mi cuñada la que me había hecho daño. El mago, en vista de mi insistencia, quiso aprovecharse de mi convicción y me dio un brazalete. Me dijo que lo llevara en la muñeca para que no tuviera más problemas. Pero que hacía falta recargarlo cada 15 días. Y me dijo que debía pagarle 550.000 liras por el brazalete y la consulta.

Creí que pronto mejoraría de salud y cada quince días iba al mago para pagarle 50.000 liras por recargar el brazalete. En total le pagaba unas 200.000 liras al mes. Un día, le llevé a mi hija de 5 años para que la ayudara a dormir por la noche. Cuando me vio con mi hija en la puerta, me gritó: “Tú sabes que aquí no pueden entrar niños, porque aquí se hacen misas negras”. Yo no sabía qué era una misa negra. Pero, al fin, el mago me dijo que entrara. Y me dio sal, exorcizada por un exorcista negro en una misa negra, y me dijo que lo pusiera bajo la cama de la niña. Después me pidió el nombre de la niña para ponerlo debajo de una vela, que me daría la semana próxima. Pagué y salí. La primera noche mi hija durmió toda la noche, pero la segunda noche empezó a gritar y a ser sacada de la cama. Y decía: “Me han tirado de la cama”. Esto continuó por varias noches. Volví al mago, que me dio la vela con el nombre de la niña, añadiendo otras tres velas de diferentes colores. Y me dijo que las encendiera en casa hasta que se consumieran para que mi hija no tuviera más problemas.

Pero mi hija continuaba cada día peor sin dormir, gritando y cayéndose de la cama. Además, esos días me vinieron fuertes dolores de cabeza, mientras estaba en casa. Entonces, tuve miedo del mago y le hablé a una amiga que me aconsejó tirar el brazalete y la sal del mago, ir frecuentemente a misa, confesarme y hablar con un sacerdote. El sacerdote me mandó a un exorcista de la diócesis, que me aconsejó llevar una vida cristiana y recibir regularmente bendiciones. Después, entré en un grupo mariano de oración en que me encuentro hasta ahora y las cosas han mejorado y llevo 7 años sin necesidad de ir a los médicos.

Otro caso: Hace algunos años, tuve  un gran problema de salud. Una persona me habló de dos señoras que habían abierto un centro de pranoterapia y que me podían curar. La primera vez que me presenté, me hicieron diversas preguntas sobre mi vida. Me dijeron que la terapia que yo necesitaba era la más larga y más cara. Se necesitaban tres terapias de tres horas cada una para hacerlas en semana y media por la módica cifra de millón y medio de liras. Después de esta terapia, sería conveniente otras diez sesiones de diez minutos a sólo 50.000 cada una. Así sería liberada de todos mis problemas. Durante las sesiones, ponían sus manos sobre la parte enferma del cuerpo, bajaban la cabeza, cerraban los ojos y se concentraban. Al final, parecían muy cansadas. En la primera sesión, me escribieron en un papel una oración para aprenderla de memoria y, después, destruirla, porque sólo la debía conocer yo sola, nadie más. La oración decía: “Tengo necesidad de energía divina para exorcizarme de todo mal, negatividad o entidad”. Esta oración la debía recitar, al menos, una vez al día y todas las veces que estuviera en una dificultad. No querían que rezara ninguna otra oración distinta. No querían que rezara a la Virgen María, no querían que rezase por los difuntos y menos que fuese a hablar con los sacerdotes, que, decían, enseñan a rezar, pero no enseñan cómo llegar a Dios.

Sin embargo, yo rezaba a la Virgen María y a Jesús, mientras me hacían las terapias. Me dijeron que comprara unas cajitas circulares, que contenían energía divina. Un día, una de ellas me dijo que un primo mío me había hecho un maleficio. Yo le dije que, si me lo había hecho, yo lo perdonaba. Pero su respuesta fue que yo no estaba libre de rencores hacia él. Me aconsejaron llevar a mis hijos para hacerles terapia, aunque sólo fuera para mejorar su rendimiento escolar. Pero después de tantas terapias, mis males no se curaban sino que empeoraban, hasta que las dejé, pues me di cuenta de que sólo me estaban engañando.

Algunos magos se ocultan bajo el nombre de pranoterapeutas. Veamos:

Una señora se acercó a una pranoterapeuta, llevándole a su hija, que sufría problemas sicológicos, y buscando ayuda para los dolores que ella misma sentía en las piernas. En el primer encuentro la maga leyó el tarot a la hija; después, en una hoja dibujó una cruz y, debajo de la cruz, puso una imagen de Jesús y de María, que traspasó con un alfiler; y allí puso una foto de la hija. Después, encendió una vela y repitió lo mismo con la foto de la señora. Mientras leía el tarot, le dijo que algunos familiares atraían el mal sobre su familia y en particular sobre su hija. La señora creía todo lo que le decía y así comenzó a tener rencor hacia ciertos parientes. A la hija le daba algunos masajes en la cabeza y le hacía repetir algunas frases que escribía en un papelito. Uno de ellos decía: “Que la oscuridad de la noche me acompañe”.

La pranoterapeuta y cartomante le daba velas de distintos colores para que las encendiera en casa. Un día, le aconsejó comprar por 200.000 liras una medalla con signos incomprensibles que alejarían de ella todos los males. La señora vio sobre la mesa de la cartomante un plato con un hígado de animal, ya en fase de descomposición y maloliente. En el consultorio tenía varios gatos, a los cuales les faltaba el ojo o la cola o alguna cosa. En la pared, tenía las fotos de todos sus clientes. Algunas veces, blasfemaba el nombre de Dios, de la Virgen y de los santos.

Pero los problemas de la hija y sus dolores a las piernas no mejoraban, sino que empeoraban. Así que dejó eso y comenzó a participar con su hija más asiduamente de la misa. Un sacerdote de Fiesole recibió todos los objetos recibidos de la cartomante y los destruyó. La hija ha comenzado a orar frecuentemente y a recibir los sacramentos y hoy está muy serena gracias a la ayuda recibida de la parroquia y del párroco.

Otro cliente cuenta: Estaba atravesando un período de gran depresión y me aconsejaron ir a un pranoterapeuta, el cual me dijo que eran necesarias varias sesiones de veinte minutos, tres veces a la semana por tres meses, a 50.000 liras cada sesión. La terapia consistía en masajes a los pies y terminaba con imposición de manos sobre la cabeza. Lo que más me impresionó, al entrar en su oficina, fue un gran crucifijo, que había colgado de la pared, junto con otros amuletos, que hacían contraste con el crucifijo. El pranoterapeuta me dijo que podía conseguir energías positivas, comprando algunos de aquellos amuletos por la módica cifra de 4.000.000 de liras… Un día me propuso enseñarme a ser pranoterapeuta y cartomante. Pero, después de terminar mis sesiones de tres meses, me di cuenta de que no había mejorado nada y todo había sido un engaño. Una amiga me aconsejó hablar con un sacerdote y así he comenzado un camino de conversión en el que estoy descubriendo que la verdadera salvación viene sólo de Jesús.

Sí, sólo Jesús es nuestro Salvador, confiemos en Él y no en los magos ni adivinos. Él también nos puede curar por medio de los médicos o también milagrosamente.

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3 comentarios en “Magia – Líbranos del Mal

  1. Me gusta este articulo, la gente vive en las peliculas y en los juego y aveces se toman todo esto en serio y viven la vida como en las peliculas o en los juegos

  2. Muy bueno este articulo, como siempre pasa las personas creen que la solucion mas facil es la mejor ,piensan que pagando se libran de los males y en realidad se atan peor que antes llendo a esa clase de gente ,Jesus fue bien claro,» ninguna casa dividida contra si misma puede permanecer «el diablo jamas trabajaria en contra de si mismo, «y el que no junta conmigo desparrama «,el que no esta de parte de Jesus, esta en su contra.Ademas el echo de pagar implica no tener un compromiso con Dios, pues todo se reduce al simple dinero. LA UNICA SOLUCION CONTRA LO MALO ESTA EN JESUCRISTO, LO DEMAS ES TOTAL Y SIMPLE ENGAÑO.

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